La auto conciencia es un proceso mediante el cual se adquiere conocimiento acerca de uno mismo, en un momento particular del tiempo y que define una serie de circunstancias internas y externas que determinan la forma de pensar, sentir, comportarse y relacionarse, aparte de las actitudes que uno posee y todo aquello que le interesa y motiva hacia la satisfacción de las necesidades personales. Nuestra forma de ser no es estática ni definitiva a lo largo de la vida, aunque hay algunas características que acompañan al individuo a lo largo de su vida. La forma de pensar, sentir, comportarse, relacionarse, los intereses y motivaciones son distintas en las diversas etapas evolutivas de la vida y aunque el conocimiento de uno mismo es acumulativo y adaptable a las circunstancias de la vida presente, la implementación de ese conocimiento no será idéntico en la adolescencia y en la adultez, por ejemplo.

El proceso de auto conciencia involucra un estado involucrado de observación de uno mismo que permita identificar, interpretar, evaluar y modificar las manifestaciones de los estados internos y las manifestaciones que se hagan hacia el ambiente externo. Se trata de reconocer los propios pensamientos, emociones y conductas, reconocer los patrones que se dibujan en nuestro proceder cotidiano y que trascienden hasta convertirse en nuestra personalidad e identidad.

 

Todas las personas tenemos un nivel de auto conciencia natural, que nos indica que nos gusta, que nos molesta, que nos entristece y que queremos lograr en la vida, pero en muchas ocasiones, ese nivel de auto conciencia es bajo o se encuentra circunstancialmente suprimido. Entre más profundo y amplio sea el nivel de auto conciencia que tiene un individuo, más control posee acerca de si mismo, aunque es una realidad que ninguna persona logra tener conciencia completa acerca de si misma ya que sus condiciones de la vida cambiarán, requiriendo que aprenda a pensar, sentir, comportarse y relacionarse de nuevas formas y de acuerdo a las demandas de sus nuevas circunstancias.

Cualquier conocimiento que tengamos acerca de nosotros mismos es un conocimiento histórico, dado que solo podemos conceptualizar las formas en las que tradicionalmente nos hemos comportado adaptativamente a condiciones pasadas. Ese conocimiento sirve, en todo caso, de bitácora e insumo para planificar nuestro comportamiento presente y futuro. Lo más conveniente es desarrollar un mecanismo de auto observación y pautas de reflexión que nos permitan anticipar objetivamente nuestro proceder, con base en el conocimiento que tenemos de nuestro proceder anterior, sin rigidizar las posibilidades que siempre tenemos de adaptarnos a las nuevas condiciones.