Mucho se ha argumentado acerca de las tecnologías de información y comunicación y como supuestamente estas tienden a aislar a las personas en sus mundos personales, impidiendo que interactúen satisfactoriamente con los demás. Se teme que los jóvenes nacidos después de 1980, hayan emprendido un camino sin retorno hacia la distancia social definitiva y que al igual que en la película Wall-E, la humanidad llegué a un punto en el que cualquier intercambio personal será mediatizado por las computadoras y otros artefactos tecnológicos que impedirán el contacto real. A estos temores y fatalismos producto de la inercia mental de las generaciones mayores, se les deben cuestionar con algunas de las siguientes consideraciones.
Nada en sí mismo es bueno o malo y todo depende de la interpretación que se le dé. No digo que el crime, el hambre la pobreza y otros fenómenos sociales puedan ser buenos pero sí que existen alternativas para comprender el fenómeno humano de forma más positiva, antes de llegar a síntomas extremos como los mencionados. Si bien es cierto que los aparatos tecnológicos requieren de nuestra atención y energía para que cumplan con sus funciones, es el uso que se le dé a esos aparatos el que determina el impacto que tienen en la vida de las personas. Es cierto que al digitar un mensaje de texto o correo electrónico dificilmente podré mantener una conversación en persona con otro ser humano, también es cierto que dichas tecnologías me permiten mantener intercambios con muchas personas en muchos lugares del mundo. De acuerdo con que ninguna máquina puede dar un abrazo como lo daría una persona, pero el balance en este caso es el que define el éxito de relaciones interpersonales cercanas o distantes.
Es mi costumbre, de vez en cuando, escribir un mensaje positivo a mis allegados, aveces colectivamente y aveces individualmente, en los que les digo porque los aprecio, los admiro, les agradezco, hago mención de sus principales fortalezas y mejores características, de acuerdo a mi percepción. No necesito un motivo en particular más que el deseo de «alegrarle el día» a alguien que sé que lo apreciará. En realidad, de acuerdo a las propuestas de la Psicología Positiva, hacer felices a los demás deliberadamente es una actividad que genera mucha felicidad en las personas. Cuando se hace un esfuerzo consiente por darle un momento de alegría a otra persona, haciendo uso de nuestros recursos y habilidades, el resultado es un incremento importante en el nivel de bienestar subjetivo de los involucrados. Algunas corrientes ideológicas y hasta religiosas identifican el acto de dar como el más gratificante y como el precursor del recibir en una dinámica de intercambio. De esta manera, si doy felicidad, en este caso mediante la comunicación mediada por la tecnología, es muy posible que eso reciba a cambio.
Como es costumbre en el ser humano, y principalmente en Costa Rica, todo lo nuevo es visto con recelo y acusado de ser satánico o causar cáncer, por otra parte, todo lo nuevo es percibido por sus amenazas o repercusiones negativas. De esta manera, una corriente de pensamiento considera que un niño frente a una computadora con acceso a Internet, es una bomba de tiempo que degenererá invariablemente en perversiones sexuales, consumo de drogas, crimen, secuestro y la muerte, o mucho peor. Se pasan por alto todas las maravillosas oportunidades que existen para que los niños y jóvenes aprovechen esta herramienta para desarrollar sus intereses, obtener emociones positivas, interactuar con modelos sociales positivos y desarrollar redes de contactos que los acompañaran y protegerán a lo largo de sus vidas, muy probablemente hacia su realización personal. Además, la comunicación es una constante en la vida de las personas y no se puede evitar en ningún momento, de acuerdo a uno de los axiomas de la comunicación de Paul Watzlawick y es importante entonces, optimizar la calidad y rumbo de dicha comunicación, más que impedirla o dificultarla. Por ejemplo, la Internet se puede utilizar para desarrollar un camino claro hacia el sentido de la propia vida y puede ayudar a desarrollar en compromiso personal de niños y jóvenes hacia un campo particular del conocimiento.
La guía que se haga de la utilización de este tipo de herramientas, es la que determina que impacto tendrá en la vida de los niños. Una de las formas más apropiadas para guiar efectivamente a los menores hacia su aprovechamiento de esta oportunidad es el modelaje que los adultos hagan con su propia utilización de estas tecnologías.